En lo que respecta al amor platónico me gustaría haceros llegar una pequeña y curiosa anécdota que me ocurrió hace unos años y de la que el que más y el que menos podrá sacar una interesante moraleja relacionada con los contactos y encuentros. Muchas veces la vida puede ser considerada un arte, una obra literaria de la que vamos aprendiendo gracias a los hechos y circunstancias que nos rodean, y que debemos administrar de manera inteligente.
A raíz de la anécdota que contaré un poco más adelante, me acordé de cuando uno se va enamorando poco a poco, y, en muchos casos, se guarda ese amor para sí, convirtiéndolo en un auténtico amor platónico. En el libro La educación sentimental de Flaubert se describe a la perfección lo afectivo y pasional que puede llegar a ser el amor platónico, ese amor que puede no llegar nunca a consumarse de forma real. No obstante y en mi opinión, el amor platónico es algo romántico pero a la vez real, y el que más y el que menos la ha sufrido alguna vez.
Y ahora ya va siendo hora de que hable de la anécdota antes mencionada.