Hace unos días nos llegó un email a la redacción de contactos y encuentros en las que una chica nos decía: “Mis amigos me dicen que soy demasiado exigente pero eso es lo que hay. Yo lo que busco es un hombre de unos 30 años de edad que le guste vestir trajes de diseño, disponga de casa propia y que conduzca un buen Mercedes. Lo que siempre he deseado es casarme con un hombre rico y bien parecido. Necesito alcanzar un estilo de vida confortable y lujoso.”
Esta chica terminaba su correo electrónico preguntándonos cuál era el sitio de contactos y citas que nosotros le recomendábamos para encontrar un hombre de ese tipo. Ante tal pregunta nosotros no tuvimos más remedio que contestarle que lo que necesitaba no era un sitio de contactos, sino un cambio de actitud, y que después de ese cambio y de definir el tipo de relación que andaba buscando (estable, esporádica, de amistad, etcétera), nosotros podríamos sugerirle el sitio de dating que más se ajustara a sus necesidades.
En nuestra opinión no hay ningún error en ser exigente, en tener unos estándares de exigencia elevados a la hora de elegir y buscar pareja, pero no podemos abstraernos de pensar que los estándares de esta chica son bastante superficiales.
¿Qué es lo que podemos decir y aconsejar en este sentido? Con mucha probabilidad un hombre rico no querrá contraer matrimonio con una mujer que no sea su igual. Además, si una mujer se las ingenia para casarse con un hombre rico que no sea su igual, estará iniciando una relación desequilibrada, lo que con mucha probabilidad signifique problemas amorosos y de todo tipo a largo plazo.
Resulta curioso que en ningún momento esta chica se pregunte por el carácter del hombre con el que desea casarse, por lo que la emplazamos a que urgentemente revise sus prioridades. Sí, aunque no lo crea, existe la posibilidad que ese hombre rico por el que suspira jamás quiera compartir su dinero con ella o que, aunque lo comparta, sea una persona agresiva o de mal carácter (ojo, no estamos diciendo que todos los hombres ricos se comporten de esa manera, nada más lejos de la realidad, simplemente estamos diciendo que existe esa posibilidad, algo que a nuestra amiga ni siquiera se le ha pasado por la cabeza preguntarse). Por eso es muy importante que a la hora de elegir a nuestra media naranja, a la persona con la que queremos pasar el resto de nuestros días, busquemos aquellas cuyo carácter nos guste y atraiga.
Basados en nuestra propia experiencia podemos decir que son las mujeres que tienen miedo o pereza a la hora de crearse una vida para ellas mismas, las que sienten con frecuencia la necesidad de aferrarse a un hombre rico.
Nuestro consejo personal para esta chica es que enfoque su tiempo y su atención en conseguir una buena vida para si misma, sin que exista ningún hombre en su vida, y que, cuando lo haya conseguido, entonces se pregunte si todavía siente la necesidad de casarse con un hombre rico en lugar de querer encontrar un hombre bueno que quiera compartir con ella su corazón y su vida.
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