Esta claro que el amor forma parte de nuestras vidas, circunstancia que ha supuesto que el amor forme también parte de la historia. Descubrir este hecho, me ha llevado, como editor en contactos y encuentros, a abrir una sección denominada el amor en la Historia. Sinceramente espero que nuestros lectores habituales la encuentren atractiva.
Abriremos fuego con un artículo sobre el amor en el Renacimiento, uno de los periodos en los que el amor formó parte principal de la vida de las personas que vivieron durante esa época.
Analizando los datos que han llegado hasta nuestros días, se puede decir que para los hombres y mujeres del Renacimiento existieron tres tipos de amores, símbolos de las tres fuerzas motoras que impulsan la vida del hombre:
- El amor al equilibrio y al orden, que va a abarcar todas las formas amorosas de gran parte de los siglos XV y XVI.
- El amor a la belleza corporal, el tipo de amor mas inminente y cercano ya que se llega a él desde la simple contemplación del otro, sin que exija ninguna etapa psicológica previa; su fuerza estriba simplemente en entrar por los ojos y en ser perentorio, contundente y concluyente a la hora de mostrarse.
- El amor al conocimiento, que encuentra sus fuentes más preciosas en la poesía, la literatura y en toda la riqueza de matices del arte.
Estos tres tipos de amor son mutuamente compatibles y se buscan unos a otros. Entre todos ellos existe una conexión incuestionable que tuvo un reflejo evidente en el hombre y la mujer de este siglo y medio de la Historia. Amar sólo la belleza exterior era quedarse corto y asimilar sólo una fracción del tema, si bien es cierto que es la más sugerente y atractiva pero también la más superficial.
Los escritores y artistas renacentistas intentan descender hasta lo más profundo del ser humano para encontrar allí otros reclamos y tentaciones que resulta imposible abordar desde el exterior. Esto es lo que, por ejemplo, hace Pico de la Mirandola en su Discurso sobre la dignidad del hombre, que viene a ser como un auténtico manifiesto del hombre moderno, en el que da una triple recomendación para conseguir llegar a ser hombre de verdad: nada es demasiado (fneden agan), conócete a ti mismo (gnothi seauton), y, para terminar, atrévete a ser tú ( audeat ad vos). Este libro despertó un gran admiración y apasionamiento en Tomás Moro, que se inspiró en algunos de sus textos en el momento de confeccionar su ideal de hombre.
En el Renacimiento uno de los escritores más leídos fue León Hebreo, un judío de origen portugués que estuvo exiliado en Italia y España y que escribió el libro titulado Dialoghi d'amore (Diálogos de amor), un escrito que alcanzó una gran popularidad y que fue leído por toda Europa, influyendo posteriormente es escritores tan famosos como Miguel de Cervantes y Baruch Spinoza.
1 comentarios:
Bueno para la clase
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